jueves, 4 de diciembre de 2008

Convertidor-mutador



Cuando abre y cierra la puerta, el chico de la puerta de enfrente, siempre lo hace con sigilo.
Mi puerta, sin embargo, se encalla y gime, hasta acabar en un golpe seco.
Cuando ambas puertas coinciden abiertas, la corriente de aire lleva fluctuando de forma turbulenta aquello a lo que no soy capaz de ponerle nombre.
Sigo sin saber muy bien cúal es mi papel.
Siempre me ha costado ubicarme contigo, supongo que las circunstancias.
Y aunque a veces piense que te lo tendría que poner un poco más difícil, o como mínimo, no tan fácil, soy consciente que no tiene ningún sentido ser un cangrejo si no se sabe caminar hacia atrás.
Supongo que lo mejor es tomar la decisión con más sentido práctico.
Creo que la parte subjetiva ya no tiene sentido, ya no vale.
No hay ninguna razón para dudar, por suerte o por desgracia, esta vez, han elegido por mi.
Miro mi muñeca, allí recién traído de Taiwan, el último modelo de convertidor-mutador.
Apreto el botón, y todos los residuos de aquello que nunca fui capaz de ponerle nombre, queda irreversiblemente convertido únicamente en amistad.
Del convertido-mutador emerge un mensaje que brilla y tirila como una estrella:
"La lobotomía ha sido un éxito"

Anónimo

(tens raó m'agrada jugar a l'anonimat, a lo secret, a...)