jueves, 12 de junio de 2008

Estado de fascinación

no sé el porqué,

esa facilidad para quedarme atrapada, enganchada,

delante de la vida, de sus gestos, de ti




"El entierro de Atala".Girodet

Voz en Off:

Hace dos años, al visitar el Metropolitan, había una exposición temporal sobre Girodet.

Toda su obra me pone la piel de gallina, pero al llegar a "El Cuadro" creo que dejé incluso de respirar.

No quería nada más que mirar ese cuadro...

¡Así que pactamos! Qué bueno engatusar a quién siempre está bien dispuesto.

Seguimos viendo toda la exposición y antes de marchar retornamos. Me vestí con mi más contundente cara de lela, saqué mi cara más dura, y delante del vigilante de la sala hice una foto (sin flash).

No estaba permitido hacer fotos de las obras que no pertenecían a la colección permanente del museo. Me riñó, pero no me echaron.

No estaba dispuesta a dejar esa magia allí, quería que continuara en mi vida.

Quizás eso explique muchas cosas.



14 comentarios:

** mL dijo...

cómo te entiendo!!!
no lo conocía...
es precioso... buff
hay tanto dentro...

gracias

Jon Doe dijo...

Leerte me ha llevado ineludiblemente a mis adentros.

Fascinación es una palabra que nunca he usado. Nunca. Pienso en los posibles porqués.

¿He sentido fascinación alguna? ¿No la he explicado? ¿Le tengo alguna especial ojeriza al término?

No he llegado a ninguna conclusión.

El cuadro y las palabras soberbios.

El besote grande.

38 grados dijo...

es que la manera en cómo abraza esas piernas...eso es amor en estado más puro.
Muas

Angeles dijo...

Te contare una historia que es cierta sobre pintores y cuadros.

Hace un tiempo conocí a un medico acupuntor, (un tipo raro de verdad) el motivo de acudir a su consulta es otra larga historia ajena a lo que quiero contarte.

Fransesc que así se llama, vive en la montaña, en un chalet destartalado que da la impresión lo mires por donde lo mires que se va a caer a pedazos, con la peculiaridad de parecer una ruina en continua deconstrucción, y a un lado, entre la hierba, un mercedes en descomposición vigila a todo aquel que osa entrar al “castillo”.

Te haré una pequeña descripción del personaje (Fransesc) para que te hagas una ligera idea, 1,50 de altura, 45 kilos, 60 años largos, incipiente calvicie combinada con una melena, y un perro horroroso pegado a sus pies, (como con pegamento) añadiré varios datos más aportados por el marido de mi hermana, que es el que me llevo a su casa (son amigos), casado y divorciado 3 veces, bailarín empedernido, ligón desenfrenado, vegetariano, medico, escritor, dramaturgo, pintor y una larga lista más de la que apenas soy capaz de acordarme.

El sentido del humor de Fransesc es tan peculiar como el, nada más entrar en su consulta nos ofreció un cuenco con caramelos que resultaron estar vacíos, o más bien habría que decir que nos ofreció envoltorios llenos de aire.
Había un cuadro en una de las paredes del despacho verdaderamente fascinante, con unos colores que parecían llenar toda la estancia, era imposible evitar que la vista volviera una y otra vez a la pintura.

Cuando salimos de la consulta, le pregunte a mi cuñado por el cuadro y entonces me contó una historia que me dejo boca abierta. El Sr. Francesc, parece ser que es un reconocido pintor, su obra es conocida en numerosos países y con muchos premios y galardones en su haber y tan enamorado de su pintura, que muchos de los cuadros que vendió los ha ido recuperando poco a poco con el tiempo, por lo que prácticamente esta en la ruina, y desde hace años no ha querido vender nada de lo que pinta. Antes de continuar con la historia añadiré, que no es por que yo sea desconfiada, pero se me ocurrió buscar en Internet datos sobre el supuesto pintor, y la sorpresa fue mayúscula, no solo era cierto todo lo que de el me había contado mi cuñado, si no que además, sus obras tienen una cotización en el mercado del arte, entre 700.000 de las antiguas pesetas y 88.000.000 millones de las también antiguas pesetas.

Le pregunte a Quelo (mi cuñado) que hacia con las pinturas y me dijo que las tenia todas en el sótano del ruinoso chalet, que el las había visto y que era algo indescriptible, que según Francesc, eran parte de el, como sus hijos y le era absolutamente imposible desprenderse de ellas.

He tenido ocasión de ver algún catalogo de su obra y alguna foto de sus cuadros por Internet, y en ocasiones imagino como debe de ser ese sótano y cuanta magia debe de contener, quizás los envoltorios de caramelos llenos de aire solo fueran un indicio del secreto que de verdad guarda esa casa.

Si me gusta esta historia, independientemente de que el cuadro que tuve el privilegio de ver era magnifico, es por el hecho de que descoloca todo aquello de lo que creemos estar seguros y dar por supuesto. En definitiva, por que cosas como estas me hacen creer que la magia, lo irreal y lo fantástico de verdad existen, aunque vengan de la mano de tipos tan extravagantes y “raros” como Francesc.

Besos (pintados)

Espero no haberte aburrido con todo el rollo que te he soltado, pero el insomnio tiene estos inconvenientes, cuando duermes poco se te suele ir la “pinza”.

nos dormimos sin hablarnos dijo...

ml,

pues sólo vistes mi foto, si ves el cuadro que es de 2x2,5 m, uno se pierde

mil gracias a ti

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Jon Doe,

Yo en cambio, siempre he tenido facilidad para fascinarme, para sentir ese vértigo, ese deslumbramiento, ese pasar por la piel de gallina.

Supongo que es una manera de canalizar las emociones, como otra cualquiera.

Me gustó como siempre, sentirte aquí.

Un achuchón de los grandes.

nos dormimos sin hablarnos dijo...

38 grados,

Sí, el amor y el dolor son tan materiales como el cuerpo si vida.

Un besazo

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Petitona,

Me ha encantado tu historia, me ha enganchado totalmente. Además, siempre he sentido debilidad por los personajes peculiares...

Me he quedado con las ganas de saber el nombre o ver un cuadro(Sirve como proposición).

Tu también eres un poco-mucho cuentista. Y lo sabes.

Respecto a lo que se te va la pinza, puedes buscar la excusa que quieras, pero mucho me temo, que eso te venía de serie al nacer.

Mua, mua, requetemua

Moriah dijo...

No le conocía...al pintor...y me he ido a la web a buscar sus cuadros y un poco de su historia. Creo que de todos los cuadros que he visto, el que más me gusta de él, es el que tu has puesto.

Luego también me ha dado mucha pena, el pobre, cuando he leído que tuvo que pintar a miembros de la familia napoleónica. ¡UFFF!

Y sobre lo de la foto al cuadro...yo no me habría atrevido.

Un abrazo.

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Elbereth,

Aunque ejerzo de otra cosa, ya me falta menos para ser fotógrafo profesional, y reconozco que lo que más me cuesta es superar la vergüenza.

Vergüenza a la hora de hacer la foto, o vergüenza, porque ni te imaginas de la de sitios que me han echado, por simplemente sacar un trípode. En sitios, donde todo el mundo puede hacer fotos, todos menos el que es semi o profesional.

guiris 1 - fotógrafos 0

Y entonces tienes que empezar a pactar... con el de comunicaciones externas, con el segurata o con la policía.

Sólo para que te hagas a la idea, un día me encontré en una situación surrealista, en la que un policía apuntando con el dedo a mi trípode, le leyo sus derechos. No, ¡si lo que no me pase a mi!

Y aunque a veces no lo parezca, soy una persona formal.

tomatita dijo...

Llego por casualidad y si no te importa me quedaré un rato entre tus historias. Me gusta.

Es un gran cuadro, tienes toda la razón. Tuve la oportunidad de observarlo de cerca en el Louvre y es una maravilla. La historia ya me fascinaba antes, pero creo que Girodet consigue traspasar la pura imagen para transmitirnos la dureza de un amor imposible. En ocasiones las promesas crean grandes conflictos y dolores absurdos.

Por cierto, que lo de no hacer fotos en los museos es básicamente porque el flash, como cualquier tipo de luz, daña los pigmentos hasta desnaturalizarlos, por eso lo prohiben, pero cuando te dicen que no puedes hacerlas ni siqueira sin flash es por una cuestión económica y de derechos de imagen.

En fin, un cálido saludo

Àurea dijo...

Hola petiteta!

Qué preciosidad de cuadro...el amor y el sufrimiento suelen ir de la mano. Qué serían el uno sin el otro pues?

Cómo romántica empedernida, adoro esta pintura....

Si que es cierto que nos cortan el rollo a los fotógrafos...no hace falta ni llevar el trípode, tan sólo con llevar unn cámara reflex ya te miran con mala cara...pero para eso estan las reglas, no? Para saltárselas :))

Petonet petitet

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Tomatita,

todo un placer tenerte aquí.

Sí,donde tu lo viste es su sitio habitual.

Respecto a lo que comentas sobre hacer fotos a cuadros, lo sé. No lo hubiera hecho nunca con flash, pero creo que los derechos de imagen pueden hacer una pequeñita excepción. No sé porqué fue importante para mí llevarme conmigo esa imagen.

Yo misma, permitiré que alguien lo haga con mis fotos, siempre y cuando lo haga con el sentimiento con el que yo lo hice.

Un besazo

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Àurea,

no me j-d-s, esperemos que el amor SÍ pueda existir sin tener que ir de la mano del sufrimiento, y menos uno así...

Sino ya te lo digo, abandono...

Aunque lleves la cámara con la tapa puesta y colgando, y no tengas ninguna intención de hacer fotos, siempre hay un simpático segurata que te mira y se dispone a advertirte, o directamente a pegarte la bronca.

Desde que me mira hasta que llega rezo 100 mierdas.